Discurso del Presidente de la República, Miguel Angel Rodríguez Inauguración Foro Nacional sobre el estado de la investigación médica en Costa Rica y Latinoamérica.
20 de junio de 2001.
Buenas noches...
¿Quién es el mejor en el arte de curar?; preguntó un noble a su médico de reconocida reputación, cuyos hermanos también ejercían el oficio, nos cuenta una antigua historia china.
A esta pregunta el médico respondió: "Mi hermano mayor puede ver el espíritu de la enfermedad y eliminarlo antes de que cobre forma, de manera que su reputación no alcanza más allá de la puerta de la casa. El segundo cura la enfermedad cuando todavía es muy leve, así que su nombre no es conocido más allá del vecindario. En cuanto a mí, perforo venas, receto pociones y hago masajes de piel, de manera que, de vez en cuando, mi nombre llega a oídos de los nobles."
Con este relato, el filósofo Thomas Cleary nos introduce a su versión de la obra El Arte de la Guerra, recordándonos el valor del trabajo silencioso y tantas veces desapercibido que realiza el investigador, para que al final de un proceso se beneficien las personas con el conocimiento alcanzado sobre cada problema y su naturaleza.
El progreso humano ha estado y estará supeditado al avance del conocimiento científico y por ende, a la superación de la incertidumbre y la ignorancia a través de la investigación rigurosa en éste y en todos los campos del saber.
En investigación médica nuestro país cuenta con una tradición que ronda los 100 años. Eso es muy poco si la comparamos con la trayectoria de naciones desarrolladas. Aún así, nos sentimos orgullosos de grandes hitos que se han originado en el país y que constituyen patrimonio de la humanidad, como son los descubrimientos realizados por Clorito Picado con relación al veneno de serpientes, el bocio, el envejecimiento y la penicilina.
Pasamos de una primera etapa donde la investigación fue producto de la actitud heroica de hombres como Clorito, a otra en donde se organizó en el seno de instituciones de salud y de educación superior, con un trabajo sistemático de calidad y en cantidades aceptables. Así, en la década de los setenta se crearon el Instituto Clodomiro Picado, el Instituto de Investigaciones en Salud, el Centro para la Investigación de Hemoglobinas Anormales y Trastornos Afines, estos tres pertenecientes a la Universidad de Costa Rica, así como la Unidad de Investigación del Hospital Nacional de Niños y del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud.
El Instituto Clodomiro Picado se ha dedicado con éxito a la investigación sobre ofidismo y a la producción de sueros antiofídicos. La Facultad de Microbiología y el Instituto de Investigaciones en Salud han impulsado el estudio de las enfermedades infecciosas y parasitarias con gran suceso. La investigación sobre aspectos de la Nutrición ha tenido lugar en el INCIENSA y en el mismo Instituto de Investigaciones en Salud. Y el estudio de la hidratación oral en los setenta, llevada a cabo por el Hospital Nacional de Niños y el Instituto de Investigaciones en Salud, permitió que elimináramos la deshidratación por diarrea como causa primaria de muerte infantil, cuando aún era muy prominente en el resto del mundo.
Hace tres décadas empezamos a padecer de enfermedades propias de países desarrollados, las que motivaron estudios en el Hospital de Niños sobre cáncer y enfermedades hematológicas, metabólicas e inmunológicas. Y aprovechando el acelerado desarrollo en Genética Humana que se estaba realizando en la Universidad de Costa Rica en los ochenta, se llevaron a cabo estudios sobre enfermedades discapacitantes que provocan retardo mental, trastornos neuromusculares, visuales, auditivos y psiquiátricos; muchos de los cuales afectan a la población infantil. Ahora podemos ir aplicando esos conocimientos obtenidos en beneficio de nuestra niñez, en el Programa Nacional de Tamizaje Neonatal y de Alto Riesgo, que está evolucionando en este momento hacia su consolidación plena como el Centro para la Prevención de Discapacidades, colocando a Costa Rica a la vanguardia en ese campo en Latinoamericana.
La investigación también ha recibido un impulso importante con la creación del Instituto Costarricense de Investigaciones Clínicas, conformado por profesionales costarricenses de reconocido prestigio y afiliado a la Universidad Harvard. Por la alta calidad de su trabajo, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos les ha extendido licencia para efectuar investigaciones clínicas muy avanzadas, y su reputación ha trascendido fronteras permitiéndoles abrir sucursales en el Caribe y la India.
Es evidente que Costa Rica ha hecho bien las cosas que se ha propuesto en investigación médica, pero nos falta mucho por hacer. Nuestra condición de país en desarrollo, de bajo nivel de ingreso, es una restricción que no podemos obviar, sin embargo, en nuestra historia nunca nos ha faltado voluntad para asignarle a la salud un lugar de privilegio. En estos años de mi Gobierno, la inversión en salud se ha venido fortaleciendo para poder incrementar de un 14% a un 85% la cobertura de citologías contra el cáncer cérvico uterino, para crecer cinco veces más en infraestructura y equipamiento médico, para hacer campañas de vacunación contra la rubéola como la que recién concluimos, para alcanzar una esperanza de vida de 77.48 años y bajar a 10.2 la mortalidad infantil por mil nacimientos.
Pero nos falta impulsar la investigación médica con más recursos económicos, no solo públicos, sino también privados, para lo cual se cuenta con leyes que protegen la propiedad intelectual y con sistemas de mercado que la estimulan por la vía sana de los incentivos y la seguridad jurídica. Debemos impulsar la investigación médica con mayor cooperación y trabajo interinstitucional, así como con el establecimiento de alianzas estratégicas con investigadores de países desarrollados, que entiendan y sean sensibles a las diferencias de nuestro contexto social, económico y político.
Los avances de las telecomunicaciones, como es la red Internet de Avanzada que estamos desarrollando, abren un horizonte de oportunidades de conectividad sin precedentes, que harán más eficiente el trabajo del investigador y del médico en cualquier parte del país, pudiendo accesar información sobre hallazgos y tratamientos médicos de primer orden que se realizan en nuestros hospitales y en el resto del mundo.
Todo esto requiere también un incremento sustancial en el número y calidad de investigadores. La comunidad médica reconoce que el nivel de atención médica y quirúrgica mejora cuando ésta se combina con la docencia y la investigación. Por ello, se necesitan más profesionales, sí, pero con ideas frescas para investigar y con principios éticos sólidos, para que nunca transgredan los derechos fundamentales ni la dignidad del ser humano, porque nada puede ser superior a éstos, ni siquiera el avance del conocimiento científico. Y para ello Costa Rica cuenta con reglamentación apropiada para regular las investigaciones médicas en que participan seres humanos.
Señoras y señores:
Somos conscientes de que la búsqueda de soluciones a los problemas de salud muchas veces resulta en nuevas interrogantes. Nadie es dueño de todas las respuestas. Pero sí podemos ser dueños de una actitud madura y responsable, de una mente siempre abierta al conocimiento y a la discusión de nuevas ideas y de principios morales sólidos que guíen nuestras acciones para proteger y hacer el bien a los seres humanos.
Debemos siempre ser respetuosos de la dignidad de las personas y de las normas éticas que rigen el comportamiento de esta sociedad costarricense, para seguir promoviendo y protegiendo la vida desde la investigación y la práctica de la medicina.
Tenemos la responsabilidad de generar el conocimiento que nos permita ser efectivos, en la tarea interminable de mejorar la salud de los costarricenses, y más allá, como seres humanos, tenemos la responsabilidad de reducir las grandes desigualdades en salud entre diferentes regiones de Latinoamérica.
El cambio que se espera de la medicina hacia futuro, con los avances del desciframiento del código genético y sus potenciales aplicaciones, nos obliga a estar a la cabeza en investigación. No hacerlo significaría quedarnos rezagados y poner en peligro nuestras conquistas, porque los programas universales de atención y prevención que las hicieron realidad hoy no son suficientes para mantenerlas y profundizarlas.
Por ello firmamos el Decreto que declara de interés nacional el desarrollo de la investigación en ciencias de la salud, comprometiendo al país y a las instituciones del Estado a asumir nuevos desafíos, con previsión y responsabilidad, por el mejoramiento de la calidad de vida de las presentes y futuras generaciones de costarricenses.
Gracias a la Academia Nacional de Medicina de Costa Rica y a todas las instituciones que han participado en la organización de este foro. Y mi felicitación sincera para quienes, de manera silenciosa y casi desapercibida, hacen posible la investigación y el desarrollo del conocimiento por el bienestar del ser humano.
Muchas gracias.